Desaprender para aprender lo nuevo.
Por Beatriz San Millán Pérez
Desaprender no es un simple
borrado en nuestra cabeza. Es dejar atrás una manera de comportarnos que nos ha
acompañado a lo largo de toda nuestra vida. Nos cuesta mucho aprender cosas
nuevas porque primero tenemos que desaprender lo que hace tiempo nos dijeron
que era la única manera de hacer bien algo.
Cuando somos pequeños somos
esponjas dispuestas a absorber toda la información que nos rodea. Sin querer,
adquirimos más y más conocimientos. Queremos saberlo todo de todas las cosas,
por qué ocurren todos esos procesos que a nuestros ojos infantiles resultan tan
espectaculares.
Llegamos al colegio y esa
curiosidad en muchos casos desaparece bien porque nos sentimos obligados a
aprender conceptos que no entendemos, bien porque no nos resulta tan
interesante aquello que antes nos fascinaba o bien porque no nos saben
transmitir esos conocimientos con la misma ilusión que nosotros le concedíamos.
Además, nos fuimos acostumbrando
a que siempre nos dijeran cómo se hacía exactamente cada operación, cada
procedimiento, cada ejercicio y sólo había una manera de hacerlo permitiendo,
en contadas ocasiones, la alternativa creativa que no se ajustaba a lo establecido.
Desaprender, desaprender para
aprender, ser feliz, aprender,
Es necesario desaprender para
aprender nuevas maneras de actuar en nuestra vida.
Así que nos habituamos a un
modelo rígido y estanco de aprender los nuevos conocimientos. Automatizamos
esta manera de actuar porque no había otras opciones y, con eso, olvidamos que
puede haber espacio para el cambio.
Incluso, nos molesta que aparezca
un nuevo estudio o un descubrimiento científico que contradiga lo que ya
sabíamos. Solemos decir eso de que “siempre están cambiando de opinión”, que
“no se aclaran ni ellos mismos” y que “no hay quien se fíe de los que saben
porque lo que hoy está bien mañana está mal”.
Por eso, cuando algo en nuestra
vida no es como deseamos y es necesario cambiar nos cuesta mucho tomar la
decisión y, mucho más, ponernos en marcha. La costumbre nos da seguridad porque
todo sale como esperábamos. Pero cuando eso empieza a fallar es cuando nos
sentimos perdidos porque no encontramos una alternativa viable y que nos garantice
seguir acertando. Al sentirnos inseguros vamos más lentos y sentimos que no lo
hacemos bien, por eso, en bastantes ocasiones desistimos.
Lo que nos suele ocurrir es que
partimos de la misma base que teníamos anteriormente. Esa base es rígida y no
permite cambios con lo que introducir una modificación sobre algo poco flexible
hace que la dificultad sea mayor. Antes o después nos daremos cuenta de que
cuando necesitamos hacer cambios en nuestra vida es mejor desaprender; empezar
de cero y tomar un rumbo completamente distinto para conseguir una nueva
perspectiva que nos deje ver los fallos que tenía nuestra antigua visión.
Desaprender nos da miedo y nos
resulta difícil porque implica dejar de lado la visión que hemos mantenido a lo
largo de toda nuestra vida. Nos puede dar la sensación de que significa
renunciar a esos años de esfuerzo continuo. Sin embargo, se trata de hacer una
selección de lo que vale y lo que no. Es como repasar una operación de
matemáticas que no nos ha salido bien; si la borramos y la hacemos de nuevo
será más fácil obtener el resultado correcto que si lo intentamos corregir
sobre los datos ya escritos y erróneos.
Para conseguir desaprender y
lograr un verdadero cambio, es mejor abrir nuestra mente y estar atentos y
receptivos a cualquier nueva idea por extraña y/o imposible que nos pueda
parecer. Si mantenemos los brazos abiertos a las nuevas experiencias, a los
nuevos puntos de vista y a los nuevos conocimientos volveremos a ser las
esponjas curiosas y ávidas de conocimientos que éramos de niños y dejaremos de
lado los prejuicios y la rigidez de tener un único punto de vista y una manera
estricta de dirigir nuestra vida. Y esto nos ayudará a ser un poco más felices.
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